Guerreros del Aroiris

Greenpeace

En 1993 logré cumplir uno de mis sueños. Ya no recuerdo desde cuando admiraba a unos locos en zodiacs. Y en cuanto supe que tenían su propia oficina en Chile no lo dude y me uní a ellos. Fueron cerca de 10 años donde aprendí no solo a querer este planeta apasionadamente sino además a defender mis ideas y mis ideales con argumentos. Las vueltas de la vida me hicieron alejarme de lo que por muchos años fue mi pasión. De alguna manera siento que deje cosas sin hacer, embarcarme en uno de los barcos de la organización creo que es mi gran deuda con la causa ambiental. En el mundo el tema ambiental hoy en día no se toma como años atrás.

La pasión en el tema de medio ambiente ha bajado mucho dando paso al lobby, pareciera que el mismo ecologismo ha sido consumido por el sistema y las negociaciones se han convertido en el eje de los cambios para salvar el planeta de la dramática situación en que se encuentra. Sin embargo, arriba de los barcos de Greenpeace existe una raza de seres humanos muy especiales a las cual admiro profundamente. Se mantienen viviendo en la utopias, en creen que para hacer cambios drásticos se deben tomar medidas drásticas, aun arriesgando las vidas, los envidio de cierta forma yo quisiera haber podido vivir esa experiencia.

¿Por qué escribo estas líneas ahora? …porque hace un par de días se reactivo el tema de la caza de ballenas por parte de Japón. Nuevamente se ríe del mundo bajo la excusa de la “caza cuentífica”. Viendo las noticias vi a un viejo conocido, Gustavo. Lo ví llegar a la oficina de Greenpeace años atrás, cuando yo estaba empezando a cumplir un ciclo en ese lugar, buscando una forma de ayudar a este planeta. Hoy esta ahí, arriba del Esperanza, luchando por sus ideales. Que alegría me da que aun existan quienes enfrentan a los molinos. Gracias Gustavo por no dejar morir las utopías. Me haces pensar que mi armadura de Quijote no esta tan enmohecida como pensé en cuanto te escuche en ese contacto para un noticiero.